L PODER DE LA
PALABRA
Hsien-Sheng Liang
Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron
en un hoyo profundo. Las ranas se reunieron alrededor del hoyo.
Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo
que para efectos prácticos, se debían dar por muertas.
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron
tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras ranas seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se
rindió; Ella se desplomó y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.
Una vez más, la multitud de ranas le grito que dejara de sufrir y
simplemente se dispusiera a morir.
Pero la rana saltó cada vez con mas fuerza hasta que finalmente salió del
hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le preguntaron: "¿No escuchaste lo que
te decíamos?"
La rana les explicó que era sorda. Ella pensó que las demás la estaban animando
a esforzarse mas para salir del hoyo.
-- Esta historia contiene dos lecciones:
-La lengua tiene poder de vida y muerte.
-Una palabra puede ayudar a levantarte o destruirte.
Tengamos cuidado con lo que decimos. Pero sobretodo con lo que escuchamos.
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EL VALOR DE LAS COSAS
"Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas
para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy
torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me
valoren más?"
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi
propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó Si
quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y
después tal vez te pueda ayudar.
-E...encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era
desvalorizado y sus necesidades postergadas.
-Bien-asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño
de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que
está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque
tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma
posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con
esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban
con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban
vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la
molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para
entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una
moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones
de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más
de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría
entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y
recibir entonces su consejo y ayuda.
Entró en la habitación.
-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste.
Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo
pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el
maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a
montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que
quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no
importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo
pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más
que 58 monedas de oro por su anillo.
-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.
-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca
de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este
anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte
verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que
cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano
izquierda.
Esta es una historia que nos enseña que el verdadero valor de las cosas
solo puede ser apreciado por un experto.
Cortesía: Mercedes Reyes, Shotokan Perú
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___LA LEYENDA DEL CUCHARÓN____
Hacía mucho tiempo que no llovía en la comarca. El clima era tan caliente y
seco que las flores se marchitaban, la hierba estaba calcinada y parda, y
aun los árboles grandes y fuertes estaban muriendo. El agua se secaba en
los arroyos y ríos, los manantiales estaban secos, las fuentes dejaron de
burbujear. Las vacas, los perros, los caballos, los pájaros y todas las
personas estaban sedientos. Todos se sentían incómodos y enfermos.
Había una niña cuya madre enfermó gravemente.
-Oh -dijo la niña-, si tan sólo encontrara agua para mi madre, sin duda
ella se repondría. Debo encontrar agua.
Tomó su taza de hojalata y partió en busca de agua. Al cabo del tiempo
encontró una pequeña fuente en una ladera. Estaba casi seca. El agua
goteaba muy despacio desde abajo de la roca. La niña sostuvo la taza y
recogió unas gotas. Aguardó un largo, largo tiempo, hasta que la taza se
llenó de agua. Luego bajó la cuesta de la montaña sosteniendo la taza con
mucho cuidado, pues no quería derramar una sola gota.
En el camino se cruzó con un pobre perro que apenas podía caminar.
Respiraba entrecortadamente y la lengua reseca le colgaba de la boca.
-Pobre perrito -dijo la niña-, estás tan sediento. No puedo seguir de largo
sin darte unas gotas de agua. Si te doy sólo un poco, aún habrá suficiente
para mi madre.
Así que la niña vertió un poco de agua en la mano y le ofreció al perro. Él
lamió rápidamente y se sintió mucho mejor, de modo que se puso a menear la
cola y ladrar, como si le diera las gracias. Y la niña no lo notó, pero su
cucharón de hojalata se había convertido en un cucharón de plata y estaba
tan lleno de agua como antes.
Se acordó de su madre y echó a andar a toda prisa. Cuando llegó a casa casi
anochecía. La niña abrió la puerta y subió rápidamente a la habitación de
su madre. Cuando entró en la habitación, la vieja criada que ayudaba a la
niña y su madre, y que había trabajado todo el día para cuidar de esa mujer
enferma, se acercó a la puerta. Estaba tan fatigada y sedienta que apenas
podía hablar.
.Dale un sorbo de agua -dijo la madre-. Ha trabajado con ahínco todo el día
y la necesita mucho más que yo.
Así que la niña le acercó la taza a los labios y la vieja criada bebió un
sorbo de agua. De inmediato se sintió mucho mejor y se acercó a la madre y
la alzó. La niña no notó que la taza se había convertido en una taza de oro
y estaba tan llena de agua como antes.
Luego acercó la taza a los labios de la madre, que bebió y bebió. ¡Oh, se
sentía mucho mejor! Cuando hubo terminado, aún quedaba un poco de agua en
la taza. La niña se la iba a llevar a los labios cuando oyó un golpe en la
puerta. La criada la abrió y se encontró con un desconocido. Estaba pálido
y sucio de polvo.
-Tengo sed -dijo-. ¿Puedo beber un poco de agua?
La niña dijo:
-Claro que sí, sin duda la necesitas mucho más que yo. Bébela toda.
El desconocido sonrió y tomó el cucharón, que de inmediato se convirtió en
un cucharón de diamante. Lo dio vuelta y toda el agua se cayó al suelo. Y
donde caía el agua burbujeó una fuente. El agua fresca fluía sin cesar,
agua de sobra para la gente y los animales de toda la comarca.
Mientras miraban el agua se olvidaron del forastero, pero cuando miraron se
había ido. Creyeron verle desaparecer en el cielo... y allá en el cielo,
alto y claro, brillaba el cucharón de diamante. Todavía brilla en lo alto,
y recuerda a la gente la niñita que era amable y abnegada. Se llama el Gran
Cucharón.
* En inglés, Big Dipper (Gran Cucharón) es otro modo de denominar la
constelación de la Osa Mayor.
Versión de J. Berg Esenwein y Marietta Stockard
SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
Objetivo.- Fomentar la solidaridad y la generosidad entre los alumnos.
Contenido.-
Solidaridad
Un valor que nos ayuda a ser una mejor sociedad y que no solamente debe
vivirse en casos de desastre y emergencia.
Pensamos en la Solidaridad como una actitud que debemos asumir en
emergencias y desastres, sin embargo, la Solidaridad es una característica
de la sociabilidad que inclina al hombre a sentirse unido a sus semejantes
y a la cooperación con ellos.
Podemos manifestar esta unión y cooperación, cada vez que procuramos el
bienestar de los demás, participando en iniciativas que nos impulsen a
servirles, como puede ser la visita a los enfermos en un hospital, haciendo
colectas de ropa y alimentos para los más necesitados, en un grupo que
imparta educación en comunidades marginadas, colaborando en campañas de
cuidado y limpieza de calles y áreas recreativas de la comunidad, en los
momentos que auxiliamos a quienes son víctimas de alguna catástrofe, es
decir, prestando nuestros servicios en la creación de mejores condiciones
de vida.
No podemos reducir el concepto de Solidaridad a un simple servicio
extraordinario; el término "servicio", puede hacernos perder de
vista otros aspectos de la Solidaridad:
· En la empresa los dueños deben procurar pagar un salario justo a sus
trabajadores, de tal manera que les alcance para cubrir las necesidades
primordiales de su familia; también los trabajadores en la oficina, el
taller, el hospital, deben preocuparse por ayudar a sus colegas a
desempeñar mejor su labor, con consejos, orientaciones o simplemente
enseñarlos a hacer aquello que más se les dificulta.
· En el trabajo personal: poniendo alegría y empeño por hacerlo lo más
perfectamente posible, pues garantiza el progreso de la empresa y por
consiguiente el propio.
· Los educadores actualizando continuamente sus conocimientos, al mismo
tiempo que las técnicas de enseñanza, para garantizar un mejor aprendizaje
y aprovechamiento de los alumnos, además de ver en cada educando a una
persona en desarrollo y formación.
· En el hogar: dando un trato justo a los empleados que conviven
diariamente con nosotros y nos ayudan a tener una vida más agradable.
· El respetar las normas de vialidad al ir conduciendo, para garantizar la
seguridad de los peatones y automovilistas.
La solidaridad es la ayuda mutua que debe existir entre las personas, no
porque se les conozca o sean nuestros amigos, simplemente porque todos
tenemos el deber de ayudar al prójimo y el derecho a recibir la ayuda de
nuestros semejantes.
Qué agradable es el momento en que un desconocido se ofrece a ayudarnos a
cambiar el neumático averiado o levanta los objetos que han caído de
nuestras manos, son pequeños detalles de Solidaridad: servir a los demás
desinteresadamente, por el simple hecho de ser personas, porque han
descubierto la fraternidad....
Debemos descubrir y comprender que en cada lugar de trabajo y de
convivencia, las personas tienen algo interesante que aportar y que
enseñarnos; si aprendemos a interesarnos por el bienestar de las personas
estamos en condiciones de ayudarles y prestarles un mejor servicio.
Si queremos que algo mejore - el servicio de limpieza de las calles o la
educación que reciben los hijos en la escuela, por ejemplo -, debemos
decidirnos a tomar el problema en nuestras manos, tal vez el vecino tiene
la misma inquietud, y sólo le hacia falta con quien empezar a trabajar, con
sus medios y los nuestros... no esperemos que las cosas cambien por sí
mismas.
Generalmente el bien común va planteando nuevas necesidades,
consecuentemente la labor no termina, pero se crea un ciclo en el cual se
va haciendo cada vez más efectiva la ayuda y participación de todos. En
resumidas cuentas, para vivir la Solidaridad se requiere pensar en los
demás como si fuera otro yo, pues no vivimos aislados y nuestros
conciudadanos esperan que alguien se preocupe por el bienestar y seguridad
de todos, tal vez de alguien como nosotros, como líderes emprendedores.
Con autorización de: www.encuentra.com
Actividades.-
1. Sacar por impresora este texto.
2. El profesor lee y explica el ejercicio.
3. Los alumnos buscan otras ocasiones en que podemos servir a los demás.
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LEALTAD A UN HERMANO
Uno de dos hermanos que combatían en la misma compañía, en Francia, cayó
abatido por una bala alemana. El que escapó pidió autorización a su oficial
para recobrar a su hermano.
-Tal vez esté muerto -dijo el oficial-, y no tiene sentido que arriesgues
tu vida para traer el cadáver.
Pero ante sus súplicas el oficial accedió. Cuando el soldado regresó a las
líneas con su hermano sobre los hombros, el herido falleció.
-¿Ves? -dijo el oficial-. Arriesgaste la vida por nada.
-No -respondió Tom-. Hice lo que él esperaba de mí, y obtuve mi recompensa.
Cuando me acerqué y lo alcé en brazos, me dijo: "Tom, sabía que
vendrías, presentía que vendrías".
Y de eso se trata, en síntesis: alguien espera un acto bello, noble y
abnegado de nosotros; alguien espera que seamos fieles.
Walter MacPeek
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¡QUIÉN LO IBA A DECIR!
Érase una vez una gran ciudad en donde la gente tenía pies y cabeza; allí
vivía Mercedes con sus padres y su abuela que la quería mucho porque ella
la había criado: le había dado alimento, entretenido, y principalmente, le
había enseñado a trabajar en casa.
Merceditas, como la llamaban familiarmente, era bonita, cordial y buena
colegiala. Tenía sus amigas con las que jugaba algunas veces. Digo algunas
veces porque Merceditas, como todas las niñas y niños, tenía una amiga
íntima, aquella a quien le contaba todo, era... su abuela. Sí, ¡cuánto
había jugado de pequeña!
A Merceditas le gustaba contar a su abuela todo lo que pasaba en el colegio
y en la calle, puesto que ella ya no podía salir como antes; de esta manera
se hacían compañía mutuamente, mientras la abuela zurcía los calcetines y
doblaba la ropa.
Pero, un día la abuela descubrió que no veía lo suficiente para enhebrar
las agujas de coser. Merceditas s dio cuenta en seguida y para dar ánimo a
la abuelita le enhebraba las agujas con mucho ahínco y le hacía más
compañía que nunca.
Este suceso unió aún más a las dos. De tal manera que Merceditas casi no
salía con las amigas.
Los padres de la niña decidieron que aquella situación no podía continuar y
después de recorrer muchas tiendas y mercados encontraron una máquina, un
invento pequeño que enhebraba las agujas. La compraron y, muy satisfechos
se la regalaron a la abuela.
De esta manera la niña estaría más libre para salir con las amigas, y la
abuela podría pasar las horas zurciendo y zurciendo... ¡comentaban los
padres!
Pasadas algunas semanas la máquina se perdió y mientras la buscaban,
Merceditas volvió a ayudar a su abuela, ésta cambió la cara y se puso muy
alegre porque volvían a hablar y a estar juntas.
Como no se encontró la máquina, un buen día la madre compró otra máquina de
enhebrar y Merceditas tuvo que volver a salir con sus amigas. Al poco
tiempo se volvió a perder la máquina y por tercera vez, la madres de
Merceditas compró otra.
Una tarde mientras hablaban, Merceditas vio que su abuela estaba muy
callada y tenía los ojos llorosos.
-"¿Qué le pasa, abuelita?"
"Merceditas -dijo la abuela cogiéndole las manos- ¿Podrías perdonarme?
He sido muy egoísta... verás... esta vez la máquina de enhebrar no se ha
perdido, yo la eché a la basura. Lo hice para no perder tu compañía. ¡Te
quiero tanto!"
-"¡Abuela! -dijo Merceditas abrazándola- ¡Yo también te quiero mucho!
Quiero que sepas que la segunda máquina tampoco se perdió, yo la eché a la
papelera del colegio."
La abuela muy sorprendida, acariciaba a su nieta, mientras Merceditas,
pensaba contárselo todo a sus padres y hacer lo imposible para que
comprendieran que ella era más feliz junto a la abuela que saliendo con sus
amigas. Amigas, siempre tendría, pero de abuela quizás le quedaba poco
tiempo y quería aprovecharlo al máximo.
(Citado por Ll. Carreras y otros. Cómo educar en valores.)
SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
Objetivo.- Educar el respeto hacia las personas mayores y comprender su
necesidad de afecto, amistad y diálogo.
Contenido.-
Respeto
Vivir en sociedad nos hace reflexionar sobre el valor del respeto, pero con
éste viene la diferencia de ideas y la tolerancia. En pocas palabras ¿Qué
hay que saber sobre el Respeto, la Pluralidad y la Tolerancia?
Respeto, Pluralismo y Tolerancia
Hablar de respeto es hablar de los demás. Es establecer hasta donde llegan
mis posibilidades de hacer o no hacer, y dónde comienzan las posibilidades
de los demás. El respeto es la base de toda convivencia en sociedad. Las
leyes y reglamentos establecen las reglas básicas de lo que debemos
respetar.
Sin embargo, el respeto no es solo hacia las leyes o la actuación de las
personas. También tiene que ver con la autoridad como sucede con los hijos
y sus padres o los alumnos con sus maestros. El respeto también es una
forma de reconocimiento, de aprecio y de valoración de las cualidades de
los demás, ya sea por su conocimiento, experiencia o valor como personas.
El respeto también tiene que ver con las creencias religiosas. Ya sea
porque en nuestro hogar tuvimos una determinada formación, o porque a lo
largo de la vida nos hemos ido formando una convicción, todos tenemos una
posición respecto de la religión y de la espiritualidad. Es tan íntima la
convicción religiosa, que es una de las fuentes de problemas más comunes en
la historia de la humanidad.
Aquí viene, entonces, también el concepto de Pluralidad, es decir, de las
diferencias de ideas y posturas respecto de algún tema, o de la vida misma.
La pluralidad enriquece en la medida en la que hay más elementos para
formar una cultura. La pluralidad cultural nos permite adoptar costumbres y
tradiciones de otros pueblos, y hacerlos nuestros. Sin embargo cuando la
pluralidad entra en el terreno de las convicciones políticas, sociales y
religiosas las cosas se ponen difíciles.
Así es como llegamos al concepto de intolerancia, es decir el no tolerar.
Fácilmente, ante alguien que no piensa, no actúa, no vive o no cree como
nosotros podemos adoptar una actitud agresiva. Esta actitud, cuando es
tomada en contra de nuestras ideas se percibe como un atropello a uno de
nuestros valores fundamentales: la libertad. La intolerancia puede ser tan
opresiva, que haga prácticamente imposible la convivencia humana. ¿Y
nuestra propia tolerancia? ¿Debemos convencer a alguien que no es católico
de que no está en la verdad? ¿No es acaso eso ser "intolerante"?
Para dar respuesta a estas interrogantes, y tocar el tema del respeto, la
pluralidad y la tolerancia con más profundidad, hemos hecho una selección
del mejor material sobre el tema desde los puntos de vista pedagógicos,
éticos y religiosos. Los artículos que presentamos en este segmento de
valores nos hace reflexionar en qué es el respeto, cómo se enseña y por qué
es importante enseñarlo a los hijos, el por qué de la intolerancia y de
particular interés es la sección "Iglesia y Valores", que nos
habla de nuestra propia tolerancia respecto de otras religiones y creencias
y de la importancia de la pluralidad y el respeto.
Con autorización de: www.encuentra.com
Actividades.-
1. Hacer una fotocopias del texto para cada alumno.
2. Leerlo en voz alta entre los alumnos.
3. Establecer un diálogo sobre estas preguntas:
a) ¿Qué había hecho la abuela a Mercedes cuando ésta era pequeña?
b) ¿Qué servicio le prestaba Merceditas a la abuela?
c) ¿Por qué desapareció la máquina de enhebrar?
d) ¿Qué deseaba realmente la abuela?
4. Puesta en común leyendo varias contestaciones.
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